Buenos días, mi querida jefa.
Dicen que la energía de Bali es muy potente, y que lo que traigas dentro, aquí se magnifica de manera que no puedes ignorarlo. Bali te invita a hacer limpieza interior, a purificarte y purgar lo que ya no necesitas.
Para eso tienes que ser Bali-ente y atreverte a SENTIR. Sentir la cura para poder sanar. Sentir igual que cuando metes una gasa en una antigua herida que estaba desatendida.
Para que cure tiene que doler.
Y yo estoy sintiendo porque quiero vivir lo más limpia y ligera que sea posible. Soltando. Otro día te contaré esta nueva experiencia de soltar antiguas heridas internas en Bali, cuando lo tenga más reposado e integrado.
Hoy quiero hablarte de vida y de la muerte.
Mi amiga Rut, que además de ser mi amiga es médico Chino, dice que para llegar en paz al final de tu vida, tienes que haber vivido plenamente. Solo así te sentirás preparada para empezar tu nuevo viaje, sin resistencia.
Bronnie Ware, una enfermera australiana que dedicó muchos años de su vida en acompañar a enfermos de cuidados paliativos y enfermos terminales, los escuchó durante horas y se dió cuenta de que estas personas en sus últimos días de vida compartían los mismos 5 lamentos. Siempre los mismos, porque somos mucho más parecidos de lo que crees, porque la humanidad es bastante básica aunque a veces nos compliquemos nivel infinito.
La buena mujer recopiló estos lamentos en un libro y yo hoy los comparto contigo:
Ojalá me hubiera atrevido a seguir mis propios deseos en lugar de intentar complacer a los demás. Este era el lamento más común. Ojalá hubiera sido más YO y menos los demás. Yo te invito a que te hagas esta pregunta ¿Cuál es tu deseo? ¿Qué es que tú quieres para tu vida? Tú lo sabes. Escribe la respuesta.
Ojalá no hubiese trabajado tanto. Este lamento lo compartían muchas personas que habían pasado una gran parte de su vida en lugares en los que en realidad no querían estar y haciendo cosas que no les llenaban el alma. Ahora echaban de menos esa enorme cantidad de tiempo que ya no volvería.
Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos. Este era el tercer lamento más escuchado. Ojalá no me hubiera guardado nada. Ojalá hubiera expresado lo que yo quería en lugar de tragármelo y vivir a medias para no molestar, para no recibir una negativa, para no pasarlo mal. Yo te invito a que hoy te pares a mirar a eso que hace tanto tiempo tienes guardado dentro y se lo expreses a la persona a la que no se lo estás contando por miedo, o por vergüenza. Libérate, sácalo. Valiente.
Ojalá hubiera disfrutado más con mis amigas. Porque, ay que ver cuando somos adultos, el lugar en nuestra lista de prioridades tan lamentable que le damos a disfrutar de los amigos. Hay tiempo para el trabajo, hay tiempo para la enfermedad (la cita para ir al dentista, a esa sí le hago el hueco) pero qué rácanas somos para darnos tiempo para disfrutar con nuestra gente. Piensa en un plan guay que quieras hacer con tus amigas y proponlo por whatsapp. Envíales esta carta si es necesario. Hacedlo. Vivid.
Y el último anhelo en el lecho de muerte: Ojalá hubiera sido más feliz. Porque en ese momento caen las excusas y las mentiras que nos contamos y nos damos cuenta de que ser más feliz estaba en nuestra mano y solo en nuestra mano.
Tú y yo no estamos en nuestro lecho de muerte. Hoy el lamento es una opción.
Tú y yo estamos vivas, tenemos salud y energía y podemos hacer algo para llegar a nuestro lecho de muerte SATISFECHAS. Por favor, móntate una vida que deje flipada a Bronnie. Por ti, por todas…
Yo te dejo por hoy. Me voy. A vivir.
Guauuuu menudo bofetón de realidad así de buena mañana!. Me ha encantado, esto es mejor que el café, te despierta más rápido!
Verdades como templos...una enfermera por aquí también....desde luego es una profesión que te cambia la mirada de muchas cosas